Historia Y Ciencias Sociales SJE
jueves, 24 de noviembre de 2011
Documentos sobre el parlamentarismo.
sábado, 19 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Documentos: Posicionamientos y respuestas sobre la "Cuestión Social"
El ideario anarquista, cuyos principales exponentes fueron los pensadores europeos Pierre Proudhon, Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin, se difundió en Sudamérica a través de inmigrantes europeos llegados a Buenos Aires, de entre los cuales destacaron Ericco Malatesta y Pietro Gori. En 1890, el inmigrante español Manuel Chinchilla creó las primeras organizaciones anarquistas entre los obreros tipógrafos de Valparaíso y Santiago, labor que continuaron Carlos Jorquera, Magno Espinosa y Alejandro Escobar. Los ácratas influyeron de manera importante en la etapa de conformación de las organizaciones de los trabajadores, difundiendo los ideales del asociacionismo obrero y la conciencia de clase. En este sentido, impulsaron el desarrollo de las mancomunales, las federaciones gremiales y las sociedades en resistencia, que alcanzaron gran apoyo entre obreros y artesanos de Santiago, Valparaíso, Talca y Concepción.
Durante las dos primeras décadas del siglo XX el movimiento anarquista chileno alcanzó su máximo nivel de difusión e influencia sobre el movimiento obrero, convocando a grandes manifestaciones, huelgas generales y sectoriales, meetings y protestas violentas contra el capitalismo y el estado burgués. En 1926 nació la Federación Obrera Regional de Chile (FORCH), afiliada a la internacional anarquista, Industrial Workers of the World. La influencia del movimiento libertario se hizo presente en el sector estudiantil y entre los intelectuales y artistas, en particular en la llamada generación del ‘20.
En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en conflicto con otras corrientes ideológicas, como radicales, socialistas y comunistas, que propiciaban un sindicalismo legal dependiente de los partidos políticos. Los anarquistas, por el contrario, propugnaban un anarcosindicalismo libre, independiente de las leyes y del Estado. El Código del Trabajo, dictado en 1931, terminó por integrar a los sindicatos al sistema legal al regular los conflictos laborales, y acabó minando la influencia del anarquismo sobre los sindicatos. Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en la Confederación General de Trabajadores (CGT) pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pocos años después ya habían perdido casi completamente su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional.
Fuente: Memoria Chilena. http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=elanarquismoenchile,1890-1953
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Documento 2: Liberalismo Laico: las respuestas del Partido Radical.
Dentro de las corrientes y partidos liberales existentes en Chile se abrió la discusión acerca de las problemáticas que se relacionaban con la denominada “Cuestión Social”. En este sentido, el mundo liberal y laico representado por el Partido Radical, entró en la discusión, donde quien dirigió la discusión e impuso su visión fue Valentín Letelier. Para ellos, la “Cuestión Social” respondió a un conflicto de de clases, provocado por la falta de desarrollo económico y la poca participación del Estado para solucionar los problemas de los más pobres.
De este modo, Letelier planteaba en 1906, dentro de la Convención del Partido Radical:
"La Convención declara que es deber moral, obligación jurídica y obra de previsión política, no abandonar a los desvalidos en la lucha por la vida, especialmente a los pobres que viven del trabajo diario y, que, en consecuencia, se deben dictar aquellas leyes y crear aquellas instituciones hasta donde se pueda, sin daño del Derecho, en pie de igualdad con las otras clases sociales: Declara que es deber de las Municipalidades y del Estado prohibir las habitaciones antihigiénicas especialmente en las ciudades, y fomentar la construcción de casas salubres para los pobres. Declara que, siendo solidaria la salud de todos los habitantes del territorio, en los casos de enfermedades epidémicas o contagiosas, y no estando en manos del individuo evitarlas cuando sobrevienen, corresponde al Estado para prevenirlas, crear la política sanitaria y, para combatirlas, imponer coercitivamente aquellas medidas generales de preservación y profilaxia que la ciencia de la higiene aconseja".
En relación a lo anterior, Enrique Mac Iver expresaba en agosto de 1900: “En mi concepto, no son pocos los factores que han conducido al país al estado en que se encuentra; pero sobre todo me parece que predomina uno hacia el que quiero llamar la atención y que es probable el que menos se ve y el que más labora, el que menos escapa a la voluntad y el más difícil de suprimir. Me refiero ¿por qué no decirlo bien alto? a nuestra falta de moralidad pública; sí, la falta de moralidad pública que otros podrían llamar la inmoralidad pública (…). Hablo de la moralidad que consiste en el cumplimiento de su deber y de sus obligaciones por los poderes públicos y magistrados, en el leal y completo desempeño de la función que les atribuye la Carta Fundamental y las leyes, en el ejercicio de los cargos y empleos, teniendo en vista el bien general y no intereses y fines de otro género”.
Fuentes: Documento repositorio Universidad de Chile. http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/uchile/desarrollochile01/parte01/01c.html
Historia y Ciencias Sociales, 2°Medio, Editorial Santillana, 2009
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Documento 3: Corrientes socialistas en Chile: propuestas y pensamiento de Luis Emilio Recabarren.
Luis Emilio Recabarren
Hacia fines del siglo XIX, la revolución industrial dejaba sus huellas en la sociedad: el capitalismo en crisis y las masas obreras sumidas en la miseria. La consecuencia ideológica de este contexto, se tradujo en la rápida difusión de corrientes de pensamiento denominadas de “izquierda”, tales como el socialismo, el comunismo y el anarquismo; donde finalmente el movimiento obrero, en efecto, se identificaría con tales tendencias.
El socialismo podría definirse como una doctrina (o práctica social) que postula (o ejercita) la posesión y administración pública de los medios de producción, con el objeto de promover el bienestar de la sociedad en general y no en favor de un sector en especial, y de este modo favorecer a las clases populares más desposeídas a causa del capital. A diferencia del socialismo, el comunismo refiere a un estado social en el cual los medios de producción no pueden pertenecer a propietarios privados, no existiendo ni Estado ni clases sociales. Se trata pues, de una sociedad sin clases en donde ningún grupo humano podría explotar a otro, ni tampoco los individuos pueden hacerlo entre sí.
En Chile, al igual que el resto del mundo inmerso en el sistema capitalista, se desarrollaron estas corrientes y se expandieron, fundándose partidos cuya ideología se enraizaba en estas posiciones y, alcanzando a su vez, a organizaciones obreras, principalmente sindicatos.
Disconforme con las decisiones de su partido hasta 1911, y radicado en Iquique, fundará en 1912 el Partido Obrero Socialista (POS), el cual tuvo una orientación abiertamente anticapitalista y antioligárquica. A diferencia de los anarquistas, el POS no descartó seguir participando en elecciones.
Fuentes: Memoria Chilena (http://www.memoriachilena.cl)
Historia y Ciencias Sociales, 2°Medio, Editorial Santillana, 2009.
[1] Fue electo diputado por el Partido Demócrata en 1906, sin embargo, no pudo asumir el cargo porque se negó a prestar el juramento de rigor por ser agnóstico.
Originalmente, el video es mudo. 1924
Documento 4: Doctrina social de la Iglesia: respuestas y propuestas a la “Cuestión social”.
Distanciándose tanto de las ideas socialistas – ante el ateísmo que promulgaban sus adeptos – como de la indiferencia de los regímenes oligárquicos ante los problemas de las capas bajas, los principios que promovía la encíclica eran la justicia social y una convivencia armónica entre las clases sociales, rechazándose tajantemente el enfrentamiento entre obreros y patrones. La actitud de las personas ricas debía ser desprendida y caritativa, dignificando el trabajo de los obreros y proletarios con un salario justo y con condiciones de trabajo apropiadas. Asimismo, la actitud de los obreros debía ser laboriosa, respetuosa con su patrón y pacífica a la hora de demandar lo justo. El Estado debía propender a conseguir el bien común y la equidad, dictando leyes que protegieran a los trabajadores frente a los abusos patronales, a la propiedad privada y la moral frente a las corrientes socialistas.
Con esta encíclica la Iglesia pretendió, entre otras cosas, paralizar la "descristianización" de las masas trabajadoras, en un período en el cual la credibilidad de la Iglesia se veía disminuida debido a que los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se inclinaban por las ideas revolucionarias o que las soluciones vendrían de las acciones conjuntas de la Iglesia, del estado, el patrón y los trabajadores. Precisó los principios para buscar la justicia social en la economía y la industria.
En Chile, el encargado de llevar a la práctica las orientaciones del Vaticano fue el arzobispo Mariano Casanova. Su postura inicial fue enfatizar más la crítica al socialismo y defender el derecho natural a la propiedad privada.
En relación a lo primero, el arzobispo señalaba: “"Debemos congratularnos del valor de esta Encíclica, no sólo como católicos sino como ciudadanos chilenos, sus enseñanzas llegan a nosotros en la era oportuna, en la hora de nuestra regeneración política y reorganización social. Hace ya tiempo que se notan en Chile manifestaciones socialistas que revelan la existencia de gérmenes malsanos en el seno de nuestro pueblo. Hemos visto con dolor y profunda extrañeza que se han estado propagando por la prensa diaria doctrinas socialistas y empleando como recurso político el azuzamiento del pueblo contra los ricos y de la democracia contra la aristocracia. Pocas veces deja de producir consecuencias funestas esta propaganda antisocial, por lo mismo que es halagadora de las pasiones y aparentemente favorable al interés de las clases proletarias."
Con el tiempo, sin embargo, otros sectores católicos ahondaron en la labor social que correspondía a la Iglesia y lograron generar una corriente que se denominó socialcristianismo. Para ellos el descontento popular se produjo, en gran medida, como consecuencia de la actitud de la oligarquía, que se negó a cumplir con las mínimas obligaciones para con sus subordinados.
Fuentes:
Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Texto para el estudiante. Editorial Santillana. P. 255.
Hidalgo y Cáceres. Beneficencia católica y barrios obreros en Santiago de Chile en la transición del siglo XIX y XX. Revista Scripta Nova; Universidad de Barcelona. Vol. VII, núm. 146(100), 1 de agosto de 2003.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Nuestro Siglo: 1900 - 1913
Feudalismo Parte I
jueves, 10 de noviembre de 2011
Material Interactivo: el Islam y el Feudalismo
Este primer material explora el Islam y varias de sus características.